martes, 30 de diciembre de 2014

Inmovilidad




Aunque es mi mano la que escribe y  te saluda...habla con mi mano, te digo,  habla con ella.
Mi mano soy yo, cada parte de ella, soy yo. 

Inmovilidad, es el silencio de la noche... y  aunque callas, te interpreto. Tu silencio, me lo dice todo. Nadie lo ve, nadie lo escucha; pero lo siento. 

Inmovilidad, es un fragmento...

Desaparecer la noche.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Distancias

Me he envuelto en distancias
 como mejor escape
por no soportar los hechos.
 Por saber que puede haber heridas más graves
 que puede ocasionar la sencilla transparencia. 


Me he envuelto en distancias

 para no romper esquemas bien marcados. 
Me he sentado en todas partes 
para pensar la medida de mi distancia. 


Parece que las cosas

 no han cambiado para bien. 
Guardo en un bote el tiempo 
que ya no sé si es perdido o ganado; 

guardo en él los días de distancia,
 los días de quererte y no tenerte. 
Guardo en él las nostalgias, 
guardo en él las noches de extrañarte. 

Guardo el proyecto por el tiempo,
 para no enloquecerme al estarlo viendo. 

Lo guardo todo, me distancio... y duermo. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

¿Qué es estar estable?

Estable...¿Qué es estar estable si estamos siempre bailando en las cuerdas dimensionales del universo? 
Siempre un punto bailarín dispuesto a romper tu realidad a carcajadas. Se construyen líneas acá y allá, acá y allá. 

No me queda más, que convertirte en letras y apagar mis ansias. Despegarme de lo que pudo ser, sofocar el fuego. Abrir cauce al río aunque termino siempre en mar de tanto que digo: algún día voy a a-mar, pero me doy cuenta de que la vocal primera se aparta como tú, como yo ahora. 
Termino en mar o en una isla naufragando mis últimas desdichas. Que aunque fue dicha tenerte, me ahoga la idea de perderte. 

miércoles, 1 de octubre de 2014

En el mar de tu nombre: la tristeza; la esperanza *




Me he sumergido en un viaje curioso y lento en la posibilidad de la imposibilidad de que algo esté, de que tú estés como este verano. Verano que pasa radiante, como tú, que te ocultas en el otoño de tus palabras secas; recuerdo tus crujidos, tus abrazos cálidos y a la vez fríos. Te busco en el sonido que viaja y en las ilusiones que el cansancio causa: 

Las hojas de los árboles caían
se escuchaban como olas el ruido de los carros al pasar.
Era solo ver que el sol cambiaba
y las sombras otras eran. 


Después desvié la mirada como no queriendo ver que me aproximaba al borde del final: En el mar de tu nombre, que me recordó a las fotografías de cuando era niña, de momentos que a veces se extrañan porque uno se ve feliz, porque se puede ver el alma viva y sonriente, apenas creciendo; fresca. 
En el mar de tu nombre, me recordó a lo triste que es no tenerte y compartirte mis aventuras, pero me siento feliz de pensar -esperanzada- de que pronto sonreiremos juntos; que te encontraré más allá de las palabras, y más allá de los cuerpos que conviven uno con el otro. 
En el mar de tu nombre, las cosas son y no son lo que serán hipotéticamente. Ha subido la marea, y la tripulación de mi barco pirata, sigue, con mis emociones que se hacían grandes como las olas de un mar picado. 










*(escrito basado en la novela de Carlos Sánchez "En el mar de tu nombre")



viernes, 4 de julio de 2014

25 Aniversario

Veinticinco años de ser yo, de aguantarme, 
de lidiar con mis pensamientos cada vez más fuertes
más decadentes o más optimistas. 

Tantos o pocos años junto a mí, 

de querer comerme al mundo y luego
aborrecerlo , llenarme y vomitarlo fastidiada;
amarlo y devolverle forma, pintándolo feliz
para de nuevo destrozarlo en un disgusto. 

Todos estos años pensando el mundo 

de una manera poética, dramática, 
romántica, un tanto cómica. 

Veinticinco años y parecen más, 

porque solo mis abstracción sabe 
cuánto he vivido. 
Y me canso y me reanimo 
en un vaivén de soledad. 

Unos tantos años más 

para saborear el amargo olor 
y el dulce sabor de la nostalgia, 
de la melancolía. 
Unos tantos años más, quedan. 

martes, 17 de junio de 2014

Uno de tantos pecados y ofertas

Desde que se inventó la mentira la amamos,
Porque supimos que era como un tipo de magia,
Porque las personas sonríen, se ponen contentas.
A todos nos gusta que nos digan que nos vemos bien,
Que nos sienta de maravilla el nuevo estilo que nos cargamos:
Nos gustan los halagos.

Te leeré la suerte. Nadie dice si es de la buena o de la mala. No hay de qué preocuparse, siempre es de la buena, nadie te dirá que te desea el mal. Es por el bien de cada uno; así que sonríes. Por un momento dudas, pero te conformas con la idea de que todo irá bien, y sí, de todas formas de qué sirve ser tan pesimista.

Hay mentiras que nos salvan el pellejo y también están aquellas que no sabemos decir. Hasta en este mercado hay niveles: te cambio mi mentira por un buen trato.

La verdad es que todos mentimos ¿no te acuerdas?

Para ser un  buen mentiroso hace falta tener buena memoria y bastante imaginación. Hay mentiras que nos aplastan porque cobran vida, porque perdemos el control, y son más grandes que aquél que les dio aliento para existir.

De pronto somos creadores y criadores de estos pequeños monstruos que buscan alimento, uno de tantos pecados y ofertas que más que extinguirse, se promueven.

Perplejidad

Parece que tienes la respuesta para todo, y odio verme desde fuera con cara de perplejidad mientras tus ojos me miran esperando a que dé mi comentario. Odio no tenerlo claro y sentirme en aprietos de contestar algo tan sencillo; que me intimides más que 200 personas como público escuchando mis poemas más cursis o aplaudiendo por mi baile o actuación menos agraciada. Odio a veces que ni la estupidez me salve.

Estoy llena de notas para recordar y solo las veo gritar: Tú haz esto; ¿a qué le tienes miedo?; si no hay seguridad de algo, entonces se inventa; materias y ajustes de fechas. 
A veces se presenta el manifiesto de claridad que cae como gotero sobre mi cabeza, humedeciendo la corteza, y tan pronto como llega, se convierte en perplejidad: ¿qué argumento tengo yo? ¿cuál es mi personaje? De pronto creo que mi estructuración está mal. En mi universo interno o en el tuyo falla un circuito importante: la comunicación entre el narrador y el lector. No sé si se llega a interpretar algo. No sé si han interpretado la estupidez o creo que fue perplejidad.