Veinticinco años de ser yo, de aguantarme,
de lidiar con mis pensamientos cada vez más fuertes
más decadentes o más optimistas.
Tantos o pocos años junto a mí,
de querer comerme al mundo y luego
aborrecerlo , llenarme y vomitarlo fastidiada;
amarlo y devolverle forma, pintándolo feliz
para de nuevo destrozarlo en un disgusto.
Todos estos años pensando el mundo
de una manera poética, dramática,
romántica, un tanto cómica.
Veinticinco años y parecen más,
porque solo mis abstracción sabe
cuánto he vivido.
Y me canso y me reanimo
en un vaivén de soledad.
Unos tantos años más
para saborear el amargo olor
y el dulce sabor de la nostalgia,
de la melancolía.
Unos tantos años más, quedan.
viernes, 4 de julio de 2014
martes, 17 de junio de 2014
Uno de tantos pecados y ofertas
Desde que se inventó la mentira la amamos,
Porque supimos que era como un tipo de magia,
Porque las personas sonríen, se ponen contentas.
A todos nos gusta que nos digan que nos vemos bien,
Que nos sienta de maravilla el nuevo estilo que nos cargamos:
Nos gustan los halagos.
Te leeré la suerte. Nadie dice si es de la buena o de la mala. No hay de qué preocuparse, siempre es de la buena, nadie te dirá que te desea el mal. Es por el bien de cada uno; así que sonríes. Por un momento dudas, pero te conformas con la idea de que todo irá bien, y sí, de todas formas de qué sirve ser tan pesimista.
Hay mentiras que nos salvan el pellejo y también están aquellas que no sabemos decir. Hasta en este mercado hay niveles: te cambio mi mentira por un buen trato.
La verdad es que todos mentimos ¿no te acuerdas?
Para ser un buen mentiroso hace falta tener buena memoria y bastante imaginación. Hay mentiras que nos aplastan porque cobran vida, porque perdemos el control, y son más grandes que aquél que les dio aliento para existir.
De pronto somos creadores y criadores de estos pequeños monstruos que buscan alimento, uno de tantos pecados y ofertas que más que extinguirse, se promueven.
Porque supimos que era como un tipo de magia,
Porque las personas sonríen, se ponen contentas.
A todos nos gusta que nos digan que nos vemos bien,
Que nos sienta de maravilla el nuevo estilo que nos cargamos:
Nos gustan los halagos.
Te leeré la suerte. Nadie dice si es de la buena o de la mala. No hay de qué preocuparse, siempre es de la buena, nadie te dirá que te desea el mal. Es por el bien de cada uno; así que sonríes. Por un momento dudas, pero te conformas con la idea de que todo irá bien, y sí, de todas formas de qué sirve ser tan pesimista.
Hay mentiras que nos salvan el pellejo y también están aquellas que no sabemos decir. Hasta en este mercado hay niveles: te cambio mi mentira por un buen trato.
La verdad es que todos mentimos ¿no te acuerdas?
Para ser un buen mentiroso hace falta tener buena memoria y bastante imaginación. Hay mentiras que nos aplastan porque cobran vida, porque perdemos el control, y son más grandes que aquél que les dio aliento para existir.
De pronto somos creadores y criadores de estos pequeños monstruos que buscan alimento, uno de tantos pecados y ofertas que más que extinguirse, se promueven.
Perplejidad
Parece que tienes la respuesta para todo, y odio verme desde fuera con cara de perplejidad mientras tus ojos me miran esperando a que dé mi comentario. Odio no tenerlo claro y sentirme en aprietos de contestar algo tan sencillo; que me intimides más que 200 personas como público escuchando mis poemas más cursis o aplaudiendo por mi baile o actuación menos agraciada. Odio a veces que ni la estupidez me salve.
Estoy llena de notas para recordar y solo las veo gritar: Tú haz esto; ¿a qué le tienes miedo?; si no hay seguridad de algo, entonces se inventa; materias y ajustes de fechas.
A veces se presenta el manifiesto de claridad que cae como gotero sobre mi cabeza, humedeciendo la corteza, y tan pronto como llega, se convierte en perplejidad: ¿qué argumento tengo yo? ¿cuál es mi personaje? De pronto creo que mi estructuración está mal. En mi universo interno o en el tuyo falla un circuito importante: la comunicación entre el narrador y el lector. No sé si se llega a interpretar algo. No sé si han interpretado la estupidez o creo que fue perplejidad.
domingo, 27 de octubre de 2013
Is a "Perfect day" in a "Sunday Morning" on Facebook... in the world
Muchos cantan y otros tantos escriben, recordando las canciones de quien se ha ido, precisamente un domingo, en tal vez un día perfecto para descansar. Extrañaremos los experimentos de Lou Reed, quien ahora, seguro aparecerá en nuestra mente cada noche junto al "Satellite of Love". El que nos llevó a caminar por los lados salvajes junto a sus canciones y a explorar las transformaciones a las que nos llevan los vicios.
Poco a poco, mientras transcurren las horas del día, dando un recorrido por el mundo virtual en busca de "New sensations"; se descubre quiénes han sido seguidores del que ahora hablamos.
"Más fuerte que nunca" se dijo sentir el cantante y compositor de rock, en un mensaje que había difundido en internet. Ahora, el significado de "más fuerte", lo remito a que después de la muerte, los que vivieron en la cima, van más allá; es entonces cuando ahora su voz y sus tonos musicales serán más fuertes. Porque a veces, cuando se está muerto, es cuando más se nos escucha.
- L.
jueves, 24 de octubre de 2013
El silenciador
Me
gusta escribir porque así nadie tiene que abrir la boca para gritar lo que mis
letras gritan
–claro, a menos de que esto sea leído en voz alta-
La
escritura como la palabra aparentemente vacía, un silenciador, el silencio que
grita, como yo,
desde mis adentros.
Mis
palabras sobre el papel, pidiendo otra oportunidad para poder ser dichas,
porque no han sido dichas por mi voz, sino que ahora lo son por esta pluma y mi
mano que la empuña, deslizándola sobre la superficie de esta hoja a la cual
inyecto tinta como se inyectan las agujas tatuadoras sobre la piel en blanco.
Escribo
para conservar cierta energía en otras actividades.
Escribo
para no decírtelo todo en la cara como ráfaga de viento frío.
Escribo
para ver si te guardas al menos una imagen de lo que dije… y sin interrupciones
por lo que vas a decirme.
Escribo
porque me queda tiempo para pensar las cosas después de detestar tus ideas y
poder hacer
una tregua entre las mías.
Escribo
porque me recuerdas a muchas cosas y se me olvida decírtelo.
También
escribo porque de hablar tanto se me secaría la boca.
Escribo
aunque a veces se me pierden las palabras.
Escribo
para que me tengas en tus manos en algún momento y que se adhieran mis palabras
en tu pensamiento.
-¿Una imagen de mil palabras,
valdrá más que mil palabras?-
Escribo para recordarme que no soy
perfecta y para reírme de lo ridícula que suelo ser.
Escribo para que puedas ignorarme
cuando quieras, pero no en mi cara.
Escribo porque me hago de tiempos
que no existen.
Escribo para contar las veces que
he pensado en ti, aunque no las pongo todas.
Tal vez soy tan masoquista que
escribo cada vez que siento una derrota y me gusta recordarlas.
Laura Portillo Santana.
sábado, 28 de septiembre de 2013
Puedes
Puedes mojarte con las palabras,
Aunque la palabra "agua" ni moja.
Puedes arder con las palabras,
Aunque la palabra "fuego" no arde
Ni quema.
-L.
Habíamos encontrado algo
Creíamos haberlo visto todo,
no fue así.
Así, fue que nos perdimos.
Creímos habernos tirado al vacío.
Creíamos haberlo perdido todo,
pero no fue así...
Quedaba el fondo que nos miraba,
fijo cuestionador,
que pasaba fotografías en movimiento
por nuestras cabezas,
por nuestros ojos que no miraban,
pero que reclamaban algo más que el vacío.
Vacío,
vacío;
vacío;
vacíos
creímos quedarnos.
creímos quedarnos.
-L
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